...Y TAMBIÉN HUBO PAZ
POR: KADATH
La paz, el pilar más importante para la convivencia y unión de los hombres, ha sido una palabra tan fácil de pronunciar y de explicar, pero tan difícil llevar a la práctica y mucho menos de respetarla.
Ha sido representada por una paloma con una rama de olivo en el pico o una bandera, ambas en color blanco, el color honesto, el puro, el único color que según pude representarla, pero nos hemos preguntado ¿qué es la paz? Para algunos es el propósito de terminar con los conflictos del hombre, con esas diferencias que los separan para que así sólo exista la unión y la armonía entre ellos, pero lamentablemente este pensamiento está desapareciendo de entre nosotros, si es que alguna vez ha existido, porque ¿acaso existe alguien que nos puede decir que la ha poseído? Nadie, ninguno de nosotros hemos sido dignos de apreciar su belleza ya que nunca hemos tomado en cuenta lo importante que es para nuestra estabilidad.
Esto nos debe poner a reflexionar de que se debe luchar por la reconstrucción del orden ante el deterioro de nuestro planeta ya que al seguir estas dos corrientes estamos acabando no sólo con la paz que debería existir entre nosotros sino con nuestra única morada en la que estamos destinados a vivir, en esta isla sin salida en la que aun así nos damos el lujo de pelear por motivos tan incoherentes como lo es la religión y el dinero.
La religión, el escudo perfecto de las guerras, aunque por un lado predica sobre principios de conciliación y amor en nombre de un dios sin rostro, por el otro ha participado en distintas guerras a lo largo de la historia siendo la principal incitadora de las mismas, que se realizan con uno de los pretextos más estúpidos como lo es la evangelización, o nos hemos olvidado de los asesinatos realizados durante de la colonización española al obligar a los nativos a convertirse al Cristianismo con métodos que involucraban la tortura, de las masacres de las Cruzadas en las que se asesinó a infinidad de personas con el pretexto de recuperar la supuesta Tierra Santa que decían estaba en manos de herejes, o la guerra cristera en México, donde se defendía a la iglesia con la propia vida. La lista puede seguir dando muestras de que la hipocresía de la religión ha llegado a límites exagerados según ellos para resolver problemas entre los hombres y dar armonía, pero como dice Vicente Huidobro en su poema Altazor que el Cristianismo no ha resuelto ningún problema sino que sólo ha enseñado plegarias muertas.[1]
Y eso no es más que la verdad porque, preguntémonos si la religión ha quitado el hambre mundial o disminuido la pobreza con sólo rezar a ese dios que desea el bien para sus hijos. Lamentablemente no es así, sino que se ha dedicado a condenar y a atormentar a sus seguidores con un cielo para sus creyentes y un infierno para los herejes.
Pero los cristianos no han sido los únicos que han dejado esos ejemplos, porque si hay una religión tan peligrosa como la católica es la musulmana, ambas usando la mezcla más peligrosa que puede existir: un fanático y una religión, y el ejemplo más fehaciente de esto fue el ataque a Estados Unidos el once de septiembre del 2001 por unos de estos dementes, en el que murieron centenares de personas, lo que provocó que no precisamente la armonía de ese país terminara encerrándolo en una atmósfera de incertidumbre, sino también hizo peligrar la paz mundial.
Esos ejemplos son más que suficientes para decir que la religión ha sido uno de los peores obstáculos que el hombre se ha impuesto para lograr la conciliación mundial, pero aun así al referirse a ella dicen glorificando: “La fe mueve montañas” pero con lo anterior señalaríamos que no sólo hace eso, sino también destruye ciudades, asesina a personas, entre otros delitos, todo eso en nombre de la supuesta paz que quieren instaurar a sabiendas que realmente la están haciendo peligrar.
Por otra parte, como ya es sabido, el dinero es el incitador de la mayoría de las guerras, es el principal obstáculo que se debe combatir antes de querer llegar a la consumación de una paz entre los hombres, ya que al tratarse de este tema se contraponen los intereses personales antes de las vidas que se pueden perder, pero ¿por qué todas las guerras tienen que ser tan violentas donde la única ganancia que obtienen los países participantes es la pérdida de vidas inocentes? ¿qué no se aprendió nada de la única lucha pacífica que ha existido en el mundo, que sin armas lograron su objetivo guiados por un hombre digno de recordarse como lo fue Mahatma Gandhi? Tal pareciera que no, que el hombre no es feliz si no está en una constante lucha por sobrevivir en un mundo donde los intereses prosaicos se contraponen a los anímicos, ya que estamos gobernados por políticos que sólo son economistas metalizados que únicamente piensan de dónde obtener dinero para su bienestar individual y no ideólogos que se preocupan por el porvenir de sus masas, de aquellos que los eligieron para guiar su futuro, y donde la paz es algo que se puede obtener matando a tiranos antiguos e imponiendo nuevos provenientes de aquellas naciones poderosas que poseen una alta tecnología, pero que son gobernadas por mentes infames que proponen medidas para destruir ciudades, pero no para reconstruirlas si no existen intereses económicos de por medio, y qué mejor ejemplo que la intromisión de un gran imperio como lo es, y ha sido, el gobierno norteamericano que después de haber sufrido el ataque ya mencionado respondió con su política belicista contra un país de donde, interpretó, provenía la agresión, y dando pretextos tan burdos e impertinentes logró penetrar en el territorio de Irak y así destruyó todo, derrocando su gobierno, devastando a esa nación con el supuesto pretexto de que los iban a salvar a todos de las opresiones, a lo que viene esta cuestión: ¿qué concepto tiene el gobierno norteamericano de la liberación? porque lo único que se pudo percibir fue la muerte de infinidad de iraquíes, eso fue lo único que consiguieron, terminar con el país, repartiendo la muerte por todos lados, por igual y atacando hospitales para después dar disculpas tan hipócritas como: “Fue una equivocación”.
Esta guerra se dio no por querer rescatar a ese pueblo, sino por la riqueza que posee en petróleo, ya que al gobierno no le importaron los destrozos en todo ese infortunado país, además de la muerte de cientos de personas inocentes y haber terminado con la estabilidad interna, nuevamente dando importancia a lo material en vez de unos cuantos cientos de vidas irreparables, porque ya ha pasado tiempo y la tranquilidad no aparece en Irak después de la guerra anterior, y aun así el presidente de Estados Unidos se atreve a decir que todo está bajo control, y eso tal vez sea verdad si no tomamos en cuenta las muertes que actualmente ha habido en ese país gracias a los enfrentamientos entre guerrilleros y el mismo ejército, ni el aumento de la pobreza y con ella del hambre, y cuando se le cuestiona sobre todos estos temas se lava las manos diciendo que pronto vendrá el nuevo orden.
Pero ningún país está exento de correr el mismo destino que Irak, pues ya hemos comprobado que la ONU, aunque haya sido establecida para mantener la paz y la seguridad internacionales, desarrollar relaciones de amistad entre las naciones y fomentar el respeto de los derechos humanos y las libertades fundamentales, se comportó como una organización incompetente ante la problemática estadounidense en la que los intereses personales se contrapusieron a los colectivos, y aun así se ponen a discutir asuntos sobre la preservación de la paz mundial aunque ellos mismos en ocasiones han incitado a las guerras, por lo que debemos tener cuidado de lo que suceda en nuestros países porque las fronteras ya no son impedimentos para ser atacados y en cualquier momento quizá termine el espejismo de armonía en el que vivimos.
La paz es un valor único, que por su sencillez es tan difícil de resguardar, todas las acciones anteriores, las guerras y sus consecuencias, han provocado un desequilibrio de la paz mundial haciéndola cada vez más difícil de alcanzar, y si no comenzamos a valorarla ahora, independientemente de las condiciones raciales, religiosas, territoriales, económicas y culturales a las que se pertenezca, se volverá una perpetua utopía y vendrán los tiempos cuando realmente nos preguntaremos si alguna vez existió la paz.
[1] Huidrobo, Vicente. Altazor. CONACULTA, México, 2000. p. 34.