LIBRE ALBEDRÍO O LA PERVERSIÓN DEL SABER
El interés más profundo [...] Se interroga por un poder,
un deber y un permitir de la razón humana.
MARTIN HEIDEGGER, Kant y el problema de la Metafísica.
Frente las dimensiones antropológicas en que se inscriben nuestras resistencias ante los nuevos escenarios, M. Mead propone una honda reflexión acerca de la naturaleza de los procesos de cambio, [1] más allá de dedicarnos a rumiar la incomprensión del deterioro en la calidad de la enseñanza, el fracaso escolar, la deserción, la desmoralización creciente de los profesores inculpando al desarrollo tecnológico, a las recesiones económicas y a las políticas neoliberales de semejantes circunstancias, sin hacer conciente el desfasamiento de los procesos de comunicación, “ignorando que en cuanto transmisor de conocimientos la sociedad cuenta hoy con dispositivos de almacenamiento, clasificación, difusión y circulación mucho más versátiles, disponibles e individualizados que la escuela.” [2] Existen múltiples soportes discursivos que han originado transformaciones en los modos de leer, restándole poder al libro y a las instituciones que lo sustentan; sin embargo, en lugar de indagar en ellos, de ingresar es esos ámbitos solemos pensarlos como perversos, incapaces e incapacitantes de la apropiación crítica y creadora, reduciéndolos:
a sus efectos morales y traduciéndolo[s] a un discurso de lamentaciones sobre la manipulación que los medios hacen de la ingenuidad y curiosidad de los niños, sobre la superficialidad, el conformismo y el rechazo al esfuerzo que inoculan en los jóvenes “llenándoles la cabeza de morbo, banalidad y ruido”. [3]
Los modos en que el saber circula nos obligan a replantear el modelo de comunicación que sustenta el modelo pedagógico, aunque se violenten los discursos del saber escolar. Las nuevas tecnologías no deben ser comprendidas como medios, es decir instrumentos para reforzar las prácticas tradicionales de la enseñanza, desautorizándolos, satanizándolos al margen si éstos son utilizados para otros fines siniestros, provocando con esta actitud justamente lo contrario porque, cuando se está fuera de las aulas, promueven actos de libertad, de integración y ejecución de otros códigos que en la mayoría de los casos los profesores desconocen.
En las tradiciones heredadas del pasado y nuestras iniciativas del presente se advierte que la constitución de la conciencia se realiza mediante la imaginación, no sólo individual sino también colectiva, y este imaginario actúa, siguiendo a Paul Ricœur , ya sea bajo la forma de la ideología, ya bajo la forma de la utopía; mas no comprendiéndolas como figuras de la imaginación reproductora y la imaginación productora, siempre en sus modos patológicos, sino en una posición crítica de estas dos figuras de la conciencia falsa, tomándolas en su complementariedad, en sus intercambios mutuos. [4]
Una sociedad simplificante, que tiende siempre a homogeneizar, impide que el hombre sea autónomo, libre, con la conciencia y la capacidad de actuar de acuerdo a sus propias decisiones, sin menoscabo de aquélla que se refiere a condiciones políticas o civiles, sino esa libertad que la tradición ha llamado libre albedrío, libertad de elección o de decisión:
Y libre significa gente capaz de saber leer la publicidad y para qué sirve, y de no dejarse masajear el cerebro, gente que sea capaz de tomar distancia del arte de moda, de los libros de moda, gente que piense con su cabeza y no con las ideas que circulan a su alrededor. [5]
La libertad es un derecho moral, y los educadores tienen la obligación de promover, de plantear, de experimentar en lugar de cerrarse ante la modernidad, a ese exceso de racionalismo que es necesario denunciar para la liberación de los prejuicios, una suerte de conversión para que la conciencia despierta llegue a ser ella misma y, de esta manera, logre su propia comprensión, para que el hombre descubra y genere la dimensión verdadera de sus experiencias, que se descubra a sí mismo como sujeto racional que subyace al mundo, puesto que la razón señala aquello hacia lo cual el hombre en tanto hombre es, en su ser más íntimo, lo único que puede hacerle feliz.
[2] Íbid. p. 330.
[3] Íbid. p. 331.
[4] Ricœur, Paul. Del texto a la acción. Ensayos de Hermenéutica II. F.C.E., 2ª ed., México, 2002.
[5] Martín-Barbero, Jesús. Op. Cit. p. 344.
5 comentarios
el sello del secreto -
Conversando un día con una persona muy interesante, de inteligencia natural (con esto quiero decir que no tenía un alto grado de escolariada, sin embargo, la vida le doto de aguda observación)me comentaba que eso de que los mexicanos eran muy creativos es una mentira, bueno se refería a eso de la innovación, creo que en parte tenía razón y todo es por la maldita apatía que invade a este pueblo (me incluyo por que esta se apodera de mí ser en ocasiones)¿Qué se puede hacer, huir, aguantarse, matar a televisa? Se que lo mejor es cambiar uno mismo, pero aunque lo he intentado los "cangrejos" te regresan a la cubeta, esto me entristece.
saludos
Rocío -
Giovanni -
La gente en los países de los balcanes ha sufrido mucho, verdaderamente. Belgrado fue reconstruida 5 veces el siglo pasado. La comida es escasa. La inflación, constante. Entonces la música les da una válvula de escape. Me tocó estar en restaurantes o bares en Belgrado, con amigos de yugoslavos que nos hablaban precisamente de la devoción que le tienen a su música. No dudan en gastar su quincena en el restaurante con una banda, que usualmente sabe mariachi! Cielito lindo y otras. Ya platicaremos el por qué. Otro dato interesante: ¿Sabías que los balcanes fueron ocupados por el imperio otomano? Es por eso que su música tiene una perceptible influencia árabe... especialmente la griega y la macedonia.... Pero díselos y se enojan :p
giovanni -
Monsieur Bee -