LA MAGIA Y EL NOEMA

noemágico [un lenguaje hacia otro entendimiento]
LA MAGIA.
La magia está enraizada en aquellas ideas tradicionales mediante las cuales las culturas clasifican y ordenan el universo que las rodea, proporciona medios coherentes y sistemáticos de influir sobre el mundo habitado por el hombre.
Como sistema de ritos y de creencias, la magia posee elementos de orden y estructura interna porque, diría Lévi-Strauss, éstos forman el marco de la comunicación humana. Son muchas las prácticas, pero el método mágico por excelencia, el que ejerce la influencia más profunda e inmediata sobre cualquier clase de persona es la escritura. Cada palabra escrita o grabada es un instrumento mágico de gran importancia y por eso a los libros o a cualquier hoja de papel impresa, se les considera con respeto y amor: el libro es el tabú por excelencia.
Arturo Castiglioni, en su libro Encantamiento y Magia, predica extraordinariamente que la escritura tiene un origen mágico. Describe cómo los primeros signos grabados en las rocas y las figuras mágicas de divinidades amadas o temidas, aparecen como simbólicas. En los ideogramas, que representaban partes del cuerpo, actos sexuales o fenómenos de la vida, en cada signo se indicaba una palabra y un concepto. En una palabra, la primera (y después cada letra) es un símbolo. En las primeras épocas la escritura es emblemática y secreta, inteligible sólo para los iniciados.
Cuando uno escribe un poema, un ensayo o cualquier obra nacida del propio razonamiento, desde su propia pasión, la obra actúa sobre las emociones individuales, directamente, a través de la sugestión y del encantamiento; al igual que en todas las formas de la magia, el impacto del hechizo sólo llega a su máxima plenitud cuando la obra se apodera plenamente de su creador. Ésta constituye la primera condición requerida para que una obra produzca el objeto deseado; es necesario que sea sincera, en perfecta consonancia con el pensamiento que la ha creado. La influencia de la escritura deriva de esta sinceridad absoluta. La magia humana se convierte en palabra bajo condiciones especiales, porque el creador, en el proceso de su formación, el nuevo mago, se encuentra prendido como los magos de todos los tiempos, en el hechizo de la creación y ante el cual sucumbe. La magia de la escritura provoca un estado de ánimo que puede ser sólo de excitación, pero también de un carácter crepuscular, hipnoidal. Haciendo uso de las palabras, la sugestión es particularmente efectiva de un modo especial cuando el lector está predispuesto.
La magia de la palabra puede pensarse en un sentido metafórico convencional, para referirse a fenómenos psicológicos cuya intensidad y características es difícil de definir. Pero, si la magia es la proyección objetiva de un deseo y de un querer, para obtener un resultado por métodos sólo conocidos por unos pocos, por medios secretos, individuales, sobrenaturales, para dominar a las fuerzas superiores, se puede decir muy bien que es mágica la idea del escritor que invoca, anhela y realiza el milagro de la creación. Así se pueden percibir en las expresiones y pensamientos de los grandes escritores de todas las épocas, en la influencia ejercida por sus obras, los elementos característicos de la magia: la creación de un estado de ánimo particular en el que predominan las facultades emotivas sobre las críticas y la idea del artista o del mago que ejerce su acción pensando dulce o violentamente en la conciencia de quien observa. Basta con examinar las íntimas analogías existentes entre el estado de ánimo del artista en plena labor creadora y los estados de éxtasis y alucinamiento.
EL NOEMA.
El vocablo griego noema significa pensamiento en tanto que objeto del pensar; en plural noemata, noemas puede traducirse por pensamientos. Los noemas son las ideas, las nociones, el contenido de lo pensado. En la fenomenología de Edmund Husserl, se usa el vocablo ante todo como un «sentido» o una «significación» a la cual apunta el acto de intelección de la noesis, que es la característica de todo noema. El noema no es propiamente el objeto — en el sentido corriente de la palabra—, no es la cosa imaginada o pensada, sino el aspecto objetivo de la vivencia considerada por la reflexión en sus diferentes modos de darse, ya sea mediante la percepción, el recuerdo o la imaginación.
El noema, señala Joaquín Xirau, tiene dos momentos en la obra de Husserl: en sus Investigaciones lógicas se distingue todavía entre la conciencia y el objeto independiente de ella; en cambio en Ideas, el objeto se incorpora al noema, y éste no es sino el objeto mismo en tanto que dado a la conciencia en una forma determinada. Por eso el noema aparece como un núcleo o materia de cualidades predicativas; es, por así decirlo, una «significación significada».
Mediante los noemas es posible mostrar que se puede llegar a estructuras fundamentales de lo real —lo que Husserl llamaba “ontologías fundamentales o regionales”—. El proceso se logra mediante la reducción fenomenológica que despeja de lo accesorio, lo meramente factual, para aferrar lo esencial, como la ideación valedera en sí misma, que posee un ser objetivo, intencional, pensable.
LA MAGIA Y EL NOEMA: UN LENGUAJE HACIA OTRO ENTENDIMIENTO.
La magia es simbólica en el sentido en que se refiere a algo diferente a sí misma. Efectivamente, el homo universalis sabe de los horizontes abiertos ante él, contempla las profundidades de su personalidad y del universo entero: el ego colectivo, racional y social está de sobra constituido. Sin embargo, las convicciones del hechicero y la magia, no pueden ser refutadas mediante simples argumentos racionales o empíricos, porque su sentido metafórico alude a múltiples significados, es decir que sus noemas se multiplican: la poesía es un caleidoscopio, un instrumento mágico de palabras y de símbolos, capaces de aplacar los demonios que llevamos dentro.
El lenguaje como capacidad de crear e interpretar signos, ha sido siempre el sello del hombre; mediante las palabras cobran forma el pensamiento, la comunicación y el conocimiento. La magia de la escritura consiste en generar noemas mediante actos significativos y actos intuitivos. El entendimiento es una palabra para designar la esfera del sentido o del significado, y más estrechamente, del sentido o del significado que todavía está vacío de intuición, que todavía no está cumplido. Para Husserl, en el entendimiento, en los actos significativos, yace una intención, una mención. Esta mención, mientras no sobreviene la intuición de lo mentado, está vacía, carece de plenitud, es decir que hasta que alguien, hasta que una conciencia despierta lo intuya, lo perciba, en ese momento estará completa. Así pasa con la escritura, pues no sólo vive cuando está engendrándose, sino que cada vez que alguien la lee la actualiza, se convierte en noema. La tarea posterior del entendimiento es la de relacionar y unificar los actos significativos mediante la identificación del sentido. Y si dicho sentido suscita un encantamiento, entonces no sólo está completo, sino que oscila en la posibilidad de desbordarse y entonces convertirse en algo distinto.
Según J. G. Frazer, los principios de pensamiento sobre los que se funda la magia, son dos: la ley de la semejanza y la ley del contacto. La primera afirma que lo semejante produce lo semejante, como cuando alguien clava alfileres en un muñeco se traduce en clavar flechas en el cuerpo de un enemigo, donde el mago produce lo que desea, imitándolo. La ley del contagio consiste en que, a partir del contacto prolongado o íntimo se da lugar a la identidad, de manera que los recortes del cabello de alguien es representación directa de la persona, es decir que se trata de afectar a las personas a través de objetos con los cuales estuvieron en contacto aunque no haya formado parte de su cuerpo. De la misma manera, el escritor seduce al lector provocándole un sinnúmero de sensaciones y reflexiones a partir de las propias, independientemente de que su obra se parezca o no a la realidad, porque cada letra es producto humano y va dirigido a un igual. El sentido del escrito recrea la vida, actúa sin pudor en la conciencia del otro, en un momento prodigioso ese nudo de palabras se convierte en el otro, es el otro.
Para B. Malinowski la magia está relacionada con la ansiedad, cuando la vida ordinaria muestra incertidumbre o implica peligro, se recurre a la magia. La magia posee fines concretos, y se utiliza precisamente para luchar contra lo imprevisible. La escritura surge asimismo de la ansiedad, hay un vacío que es necesario llenar, mostrar a toda costa una idea que no está completa sino hasta que se materializa en palabra, porque el hombre debe hacerle justicia a su existencia para salvarse del sinsentido, de la alienación. Con esa búsqueda incesante con el lenguaje con las palabras con los noemas, el hombre se legitima.
Con cariño para Laura y Luis,
que murieron mientras yo preparaba este artículo.
FUENTES: Arturo Castiglioni, Frazer, Malinowski, Lévi-Strauss, Ferrater Mora, Abbagnano, Hischberger, Husserl y Zirión.