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LA INVESTIGACIÓN HISTÓRICA

LA INVESTIGACIÓN HISTÓRICA

Síntesis de "Estrategia de la investigación histórica"

en Manual de técnica de la investigación educacional

de Deobold B. Van Dalen y William J. Meyer.

En el esfuerzo de conocer el pasado, los fines de los historiadores y los alcances de su labor se han ido transformando a través del tiempo. Los primeros escritores buscaban más los objetivos literarios que los científicos, transmitieron leyendas, relatos épicos, hasta que los griegos consideraron en la historia la posibilidad de buscar la verdad, atribuyéndole un carácter más científico.

Los historiadores actuales tratan de recrear las experiencias pasadas de la humanidad procurando no tergiversar los hechos y condiciones reales de la época. Reúnen, examinan, seleccionan, verifican y clasifican los hechos de acuerdo a normas específicas, y se esfuerzan por interpretarlos de manera adecuada y presentarlos en exposiciones capaces de resistir la prueba del examen crítico. La investigación histórica moderna representa una búsqueda crítica de la verdad. El método histórico de investigación puede aplicarse no sólo a la disciplina que generalmente se denomina historia, sino también se puede emplear para garantizar el significado y confiabilidad de los hechos pasados en las ciencias de la naturaleza, el derecho, la medicina, la religión o cualquier otra disciplina, puesto que cuando se aborda un estudio histórico, el investigador se entrega a algunas actividades que son comunes a todos los trabajos de investigación. Por lo general se consideran como etapas la enunciación del problema, la recolección del material informativo, la crítica de los datos acumulados, la formulación de hipótesis para explicar los diversos hechos o condiciones y la interpretación de los descubrimientos y redacción del informe.

Enunciado del problema: La indagación histórica comienza cuando se pretende entender algún hecho, desarrollo o experiencia del pasado, de tal modo que el investigador debe considerar la naturaleza y los alcances de la interrogante cuya respuesta desea hallar. Después de tener una noción general –inclusive confusa o vaga-, intenta aislar cada uno de los elementos fundamentales que suscitan la incertidumbre, para entonces formular un enunciado simple, claro y completo. Antes de continuar verifica si el problema puede resolverse mediante métodos de indagación y las fuentes de datos disponibles.

Recolección del material informativo: Es importante que el investigador obtenga los mejores datos disponibles para resolver el problema, para ello al inicio del estudio se exploran los vastos y variados testimonios de la actividad humana que proporcionan información acerca de los sucesos pasados y entre ellos selecciona las pruebas que se relacionan con su problema. Aunque se inicie buscando fuentes secundarias, su objetivo final será el de localizar las fuentes de carácter primario. En consecuencia debe ser capaz de distinguir entre ambos tipos de materiales y familiarizarse con los procedimientos mediante los cuales es posible hallarlos.

Fuentes primarias y secundarias: Como el historiador no puede observar por sí mismo los sucesos pasados procura obtener de las fuentes primarias las mejores pruebas disponibles: el testimonio de testigos oculares de los hechos pasados o el de personas que hayan oído hablar acerca de ellos, y los objetos reales que se usaron en el pasado y que se pueden examinar de manera directa (con estas valiosas fuentes es posible llegar a una comprensión del pasado de acuerdo a los pensamientos y actividades de los hombres). Las fuentes primarias son los materiales básicos de la investigación histórica, pero a veces el historiador se ve obligado a recurrir a las fuentes secundarias, es decir que debe servirse de la información que proporcionan las personas que no observaron directamente el suceso, objeto o condición. Estos datos aparecen en las enciclopedias, diarios, publicaciones periódicas y otros materiales de consulta. Algunas informaciones incluidas en las fuentes secundarias se basan en elementos de procedencia bastante remota. Cuanto mayor sea el número de interpretaciones que se interpongan entre el suceso pasado y el lector, menos confiable es su prueba, porque durante el proceso de la transmisión, los hechos pueden sufrir sucesivas modificaciones y distorsiones. No siempre es posible clasificar las fuentes de manera rigurosa, porque en el mismo informe pueden aparecer informaciones de primera y segunda mano.El historiador responsable tratará de obtener la información del testigo que se halle más cercano a las condiciones o sucesos pasados, sin satisfacerse con el relato de un periódico o una traducción. Debe atribuirle gran valor a las fuentes primarias, ya que las secundarias deben inspirarle cierta desconfianza, aunque le sean útiles: puede valerse de ellas para obtener una visión global del campo del que forma parte su problema, acumular antecedentes para su estudio y forjarse una idea general en el que deberá desarrollarse su trabajo.

Archivos y restos: Las fuentes que usa el historiador son, en su mayoría, archivos preservados con la intención de transmitir información. Hay diversos tipos de archivos de ideas, condiciones y sucesos pasados, que se presentan de forma escrita, pictórica y mecánica, como los archivos oficiales (documentos legislativos, judiciales o ejecutivos, elaborados por los gobiernos federales, estaduales o locales, tales como constituciones, leyes, cédulas, actas y decisiones jurídicas; listas impositivas y estadísticas vitales; datos conservados por las iglesias como actas de bautismos, casamientos, reuniones parroquiales y registros financieros; información recopilada por los departamentos federales y estaduales de educación, comisiones especiales, organizaciones profesionales, consejos escolares o autoridades administrativas tales como minutas de las reuniones, informes de comisiones, órdenes o directivas administrativas, estudios de escuelas, informes anuales, presupuestos, cursos , horarios de clase, listas de sueldos, registros de asistencia, archivos médicos, informe de accidentes y registros atléticos), archivos personales (diarios, autobiografías, cartas, testamentos, legados, escrituras, contratos, notas para conferencias y borradores originales de discursos, artículos y libros), tradiciones orales (mitos, leyendas populares, cuentos de familia, danzas, juegos, ceremonias, relatos de sucesos formulados por testigos oculares y grabaciones), archivos pictóricos (fotografías, películas, microfilmes, dibujos, pinturas y esculturas), material de publicaciones (artículos de diarios, folletos y publicaciones periódicas; trabajos literarios y filosóficos) y archivos mecánicos (grabaciones de entrevistas y reuniones, discos fonográficos).A veces el historiador no necesita recurrir a los archivos e informes o de confiar en las palabras de terceros, porque puede servirse de objetos procedentes del pasado. Estos restos o vestigios del pasado que se conservan sin que exista la intención específica de transmitir hechos o informaciones constituyen un testimonio inconsciente de los sucesos de la vida de los pueblos: restos físicos (edificios, instalaciones, muebles, enseres, vestimentas, utensilios, joyas y restos de esqueletos), material impreso (libros, formularios de archivos, contratos, formularios de asistencia, boletines de calificaciones y avisos de diarios), y material manuscrito (manuscritos, dibujos y ejercicios de alumnos).Puesto que el investigador puede examinar directamente los vestigios y restos, este tipo de fuentes resultan más confiables que los archivos. No es posible clasificar las fuentes de manera rigurosa, puesto que un determinado elemento puede ser considerado tanto un archivo como un vestigio; ello depende de la finalidad con que se lo emplee y de la intención de quien produjo el documento o el vestigio.

Localización de las fuentes: Los ficheros y catálogos, los índices de publicaciones periódicas, las bibliografías, las reseñas históricas, las disertaciones y las publicaciones que incluyen informes sobre trabajos de investigación, proporcionan valiosos indicios en la búsqueda preliminar de datos históricos. Por lo general la investigación suele extenderse más allá de la biblioteca local, hacia otras instituciones y personas especializadas que posean documentos comerciales, oficiales o privados relacionados con el problema que se desea estudiar.

Crítica de las fuentes: El historiador no presupone que un resto es genuino o que un archivo expone con fidelidad los sucesos pasados. Por el contrario, examina cuidadosamente cada uno de los elementos de que dispone y procura determinar qué grado de confiabilidad posee. Una parte esencial de su trabajo consiste en verificar si un documento contiene errores involuntarios o es un fraude deliberado. Cualquier investigador que no adopte estas precauciones comete un grave error, porque cuando la investigación se basa en fuentes poco confiables es trabajo perdido. El historiador debe someter sus fuentes a una rigurosa crítica externa e interna, a fin de proporcionar a la humanidad un relato verídico de los sucesos pasados.

Crítica externa: Mediante la crítica externa se verifica la autenticidad y la validez de un documento o vestigio, es decir que comprueba si es lo que parece o dice ser, a fin de determinar si puede considerárselo como prueba. Para descubrir los orígenes de una fuente material se pregunta lo siguiente: cuándo o por qué fue elaborado el documento, quién fue el autor o creador, si escribió el material el autor a quien se le atribuye, si es ése el original o bien es una copia exacta del trabajo del autor (y en su caso si es posible restaurar el texto original del documento. Preguntándose infinidad de cuestionamientos se debe de determinar cuándo, dónde y por qué fue producido un documento o vestigio y verificar quién fue su autor. La determinación de la autoría es una prueba que el historiador de be realizar con frecuencia, puesto que algunos documentos no incluyen el nombre del autor, ocultan su identidad con un seudónimo, o bien mencionan como autor a alguien que no tuvo en el trabajo ninguna participación significativa. Para determinar la autoría es necesario un trabajo riguroso de investigación para rastrear documentos anónimos y sin fecha, descubrir falsificaciones o plagios, hallar elementos identificados de manera incorrecta o devolver a un documento su forma original. Durante la búsqueda de indicios se deben examinar atentamente los materiales de que se dispone y preguntarse si son tópicos de otros trabajos del autor y del período en que fue escrito el documento, el lenguaje, el estilo, la ortografía, el manuscrito y la impresión de este último; si el autor manifiesta una ignorancia impropia de un hombre con su formación cultural, si escribió sobre sucesos, cosas o lugares que un hombre de su época no podía conocer, si alguien alteró el manuscrito con o sin intención al copiarlo de manera incorrecta, o bien agregando o eliminando pasajes; si se trata de un original o una copia del trabajo del autor; si el manuscrito no tiene fecha o se desconoce al autor, si hay algún indicio interno en el documento que revele su origen.Al examinar un documento o vestigio para determinar su autenticidad, es necesario poseer un nutrido bagaje de conocimientos históricos y de carácter general. También se debe tener un buen sentido de la cronología, una mente dúctil, sentido común, capacidad para comprender el comportamiento humano y gran paciencia y perseverancia. Para resolver ciertos problemas se debe contar con ciertas nociones de filología, química, antropología, arqueología, cartografía, numismática, arte, literatura y paleografía, además de conocer diversos idiomas modernos y antiguos. Claro que el historiador no puede poseer una formación ilimitada, pero sí una preparación especializada en las disciplinas auxiliares que guardan relación estrecha con el problema de estudio. Si no está capacitado para afrontar ciertos aspectos de la crítica textual, deberá buscar ayuda de expertos competentes en ese campo.

Crítica interna: Después de realizar la crítica externa de una fuente, es momento de proceder a la crítica interna. La primera se refiera a la determinación de la época, lugar y autoría del documento, y procura restaurar la forma original y el lenguaje empleado por el autor. La crítica interna consiste en determinar el significado y confiabilidad de los datos que contiene el documento. Para verificar el contenido de una fuente, el historiador se pregunta qué quiso significar el autor con cada palabra y cada expresión, y si son dignos de fe sus asertos. La finalidad de la crítica interna consiste en determinar las condiciones en que se produjo el documento, la validez de las premisas intelectuales sobre las que se basó el autor y la interpretación correcta de los datos.La tarea de determinar con exactitud el significado de una expresión, término técnico o palabra arcaica es sumamente compleja y requiere considerables conocimientos de historia, leyes, costumbres e idiomas. Es más fácil leer un documento “con los ojos del autor”, si se está familiarizado con el ambiente geográfico, social, religioso y económico en que aquél vivió. Si un investigador conoce el motivo que indujo al autor a redactar un informe, se halla en condiciones de interpretar con más exactitud el significado de este último. Cuando dispone de tales informaciones, el investigador puede determinar si el autor escribe seriamente, con humor, con ironía, o de manera simbólica. También le será posible decidir si el autor expresa sus verdaderos sentimientos o emplea frases piadosas, gentiles o convencionales, para agradar al público. Siempre que se realiza la traducción de un documento histórico o la realiza +él mismo, debe cerciorarse de que aquélla tenga el mismo significado que el original.El historiador debe mantener su escepticismo con respecto al contenido de una fuente hasta que pueda cerciorarse de que el autor se hallaba en condiciones de expresar la verdad y deseaba hacerlo. Para realizar esta indagación, se pregunta si otras autoridades en la materia consideran al autor como un observador competente y confiable; si contaba con los medios, la preparación técnica y las condiciones necesarias para observar los hechos acerca de los cuales pretende informar; si es posible que factores tales como las tensiones emocionales, la edad o el estado de salud ocasionaran errores en sus observaciones o inexactitudes en su informe; si se basan sus informaciones en la observación directa, en relatos ajenos o en otras fuentes; si redactó el documento en el momento en que realizó la observación o lo hizo semanas o años más tarde; si lo redactó sobre la base de notas tomadas cuando efectuó sus observaciones o apeló a su memoria; si tenía prejuicios con respecto a algún país, región, raza, religión, persona, partido político, grupo social o económico, organismo profesional, período histórico, método de enseñanza o filosofía educacional, que pudieran ejercer influencia sobre su trabajo; si financió alguien su labor de investigación, con la esperanza de obtener un informe favorable a una causa determinada; si el autor trabajó en condiciones económicas, políticas, sociales o religiosas que pudieran hacerle ignorar, interpretar incorrectamente o tergiversar ciertos hechos; si fue su trabajo motivado por la malicia, la vanidad o el deseo de justificar sus actos; si su objetivo consistió en lograr la aprobación de las generaciones venideras o en agradar u hostilizar a algún grupo; si distorsionó o embelleció los hechos para obtener mejores efectos literarios; si existen contradicciones en su trabajo, y; si coinciden con su informe los escritos de otros observadores idóneos de distintos antecedentes.

Principios generales de la crítica: En muchos casos los investigadores emiten juicios personales, al evaluar los documentos y rastros. Son de considerarse algunas sugerencias de Woody como guía general: Es necesario no tratar de hallar en los documentos antiguos conceptos que corresponden a tiempos posteriores; no se debe suponer que el hecho de que un autor no mencione ciertos sucesos implica que no los conoce (el argumento del silentio), o que no han ocurrido; subestimar una fuente es tan erróneo como atribuirle un valor del que carece, y no es mejor situar un suceso en una época anterior a aquélla en que efectivamente se produjo, que ubicarlo en un momento posterior a aquél en que ocurrió; una sola fuente verídica puede servir para confirmar la existencia de una idea pero, para poder probar la realidad de los sucesos o hechos objetivos, se requieren otros testigos directos, idóneos e independientes; la presencia de errores idénticos prueba que las fuentes dependen una de otra, o que derivan de una fuente común; si los testigos se contradicen en un punto, uno u otro pueden estar en lo cierto, pero también es posible que ambos se equivoquen; las declaraciones de los testigos directos, idóneos e independientes, que informan acerca del mismo hecho fundamental y también sobre algunos incidentes colaterales, pueden aceptarse en aquellos puntos en los que concuerdan; el testimonio oficial, oral o escrito, debe compararse, siempre que sea posible, con el que procede de las fuentes extraoficiales, porque ni uno ni otro son suficientes por sí mismos; un documento puede proporcionar pruebas confiables sobre ciertos puntos y, sin embargo, carecer de valor con respecto a otros.

Formulación de hipótesis: Los historiadores no reúnen documentos y restos de manera azarosa para someterlos luego a una intensa crítica y presentar al público una masa de hechos (nombres, sucesos, lugares y fechas) como si fueran las cuentas de un collar. Las informaciones parciales que no guardan entre sí relación alguna, no permiten lograr un significativo avance del conocimiento. Aunque los estudiosos agrupen los hechos y luego organicen las diferentes categorías en un orden lógico, no podrán sino ofrecer una narración inconexa en la que los diversos sucesos quedarán sin explicación. Los hechos aislados carecen de significado, y en consecuencia los investigadores no pueden limitarse a describirlos y clasificarlos según sus características superficiales. Para elaborar trabajos valiosos proponen distintas hipótesis que expliquen los sucesos y condiciones. Buscan conexiones ocultas, pautas fundamentales o los principios generales y, de esa manera, procuran explicar o describir las interrelaciones estructurales que existen entre los fenómenos. Después de formular las hipótesis, buscan las pruebas que las confirmen o las refute.

Informe sobre los descubrimientos: Una vez que han completado los descubrimientos, los historiadores redactan los informes en los que exponen el desarrollo de sus trabajos de manera organizada. La exposición incluye el enunciado del problema, una reseña de la literatura utilizada, los supuestos básicos de la hipótesis, la formulación de ésta, los métodos que se emplean para ponerla a prueba, los resultados que se obtienen, las conclusiones que se obtienen, las conclusiones a que se llega y la bibliografía. La hipótesis ayuda al historiador a determinar cuáles son los aspectos importantes para el estudio y proporciona una estructura que permite exponer las conclusiones de manera significativa. Dentro del marco de la hipótesis, el historiador organizará su material según un orden sistemático que puede ser cronológico, geográfico, temático, o bien una combinación de ellos. También deberá decidir qué grado de importancia otorgará a las diversas pruebas y qué espacio les concederá en su informe. Si se expusiera la totalidad de los hechos, se ofrecerá una imagen distorsionada del pasado. Para determinar cuáles son los datos más significativos y cuántos de ellos deben incluirse en la exposición final, es necesario efectuar una reevaluación de la hipótesis y de todo el estudio. La organización de los datos debe ser coherente, organizada y amena, para que aparte de lograr precisión también despierte el interés en el lector, mediante un elevado nivel de calidad literaria, evitando embellecer las narraciones con digresiones dramáticas que distorsionen la verdad. Desarrollando las habilidades creativas y críticas, el historiador puede aprender a redactar narraciones lúcidas, lógicas y llenas de vida, sin violar la rigurosidad del trabajo.

Evaluación de la investigación histórica: En el entendido de que el historiador sólo puede ofrecer una imagen fragmentaria del pasado, y de que el conocimiento histórico es parcial sobre la base de conjeturas, se puede determinar en qué medida la historia representa con exactitud la realidad pasada. La investigación histórica tiene carácter científico, dentro de ciertos límites: las conclusiones a las que llega un historiador pueden ser verificadas por otros estudiosos puede formular hipótesis, reúne y analiza pruebas importantes para cerciorarse de que su hipótesis proporciona una explicación más satisfactoria que la ofrecida por las teorías opuestas; se sabe que cada suceso depende de sus causas, de sus condiciones para que aquél se produzca; el historiador trata e seleccionar las condiciones que probablemente precipitaron un suceso procura comprobar si una o más de ella pueden haberlo originado. El historiador nunca tendrá la seguridad de haber tomado en cuenta todos los factores pertinentes, puesto que los hechos históricos tienen un complejo esquema de interacción de los fenómenos, porque no obedecen a una única causa. La investigación histórica no puede probar sus hipótesis mediante la experimentación o la observación controlada, no puede recrear personalidades ni condiciones que ya no existen con el propósito de examinarlas y estudiarlas controlando todos los factores importantes; los historiadores limitan sus exámenes a los datos de que disponen e intentan obtener una mejor comprensión de ellos mediante comparaciones históricas y construcciones hipotéticas, comparan y contrastan un suceso con otros similares para identificar semejanzas y diferencias: la autenticidad y confiabilidad de las fuentes históricas dependen de el sometimiento riguroso a la crítica externa y a la interna de las fuentes, y del grado de información obtenida respecto del pasado y el presente para la reconstrucción de los sucesos. A través de una amplia comprensión del pasado y del presente es posible que el investigador no distorsione o interprete erróneamente las pruebas importantes, y es más probable que elabore un relato acorde a los sucesos del pasado. El historiador no busca formular generalizaciones como en las ciencias naturales, sino identificar los factores singulares asociados con un determinado fenómeno y gracias a los cuales éste se diferencia de otros sucesos, con la posibilidad de proporcionar un conocimiento para elegir cursos de acción alternativos en los quehaceres humanos, mostrar indicios de comportamientos que anticipen ciertos acontecimientos de acuerdo al proceder análogo entre el hombre del pasado y el hombre del presente.

Consulta también los post de investigación documental, descriptiva y experimental.

LA INVESTIGACIÓN EXPERIMENTAL

LA INVESTIGACIÓN EXPERIMENTAL

Síntesis de "Estrategia de la investigación experimental"

en Manual de técnica de la investigación educacional

de Debold B. Van Dalen y William J. Meyer.

 

La investigación experimental consiste en la manipulación de una variable experimental no comprobada, en condiciones rigurosamente controladas, con el fin de describir de qué modo o por qué causa se produce una situación o acontecimiento en particular.

Se trata de un experimento porque precisamente el investigador provoca una situación para introducir determinadas variables de estudio manipuladas por él, para controlar el aumento o disminución de esa variable, y su efecto en las conductas observadas. El investigador maneja deliberadamente la variable experimental y luego observa lo que sucede en situaciones controladas.

La investigación experimental sigue las siguientes etapas:

  1. Delimitar y definir el objeto de la investigación o problema. Consiste en determinar claramente los objetivos del experimento y las preguntas que haya que responder. Después se señalan las variables independientes, las dependientes, los parámetros constantes y la precisión necesaria en la medición de las variables. Se toma en cuenta la bibliografía existente, la región en que interesan los resultados, el equipo disponible y su precisión, y el tiempo y dinero disponibles.
  2. Plantear una hipótesis de trabajo. Para hacerlo se debe tener la certeza de qué tipo de trabajo se va a realizar: si se trata de verificar una hipótesis, una ley o un modelo, no hace falta plantear una hipótesis de trabajo; si el trabajo es complemento o extensión de otro, es posible que se pueda usar la hipótesis del trabajo original o hacer alguna pequeña modificación; si el problema por investigar es nuevo, entonces sí es necesario plantear una hipótesis de trabajo. Toda investigación comienza con una suposición, un presentimiento o idea de cómo puede ocurrir el fenómeno. Estas ideas deben estar suficientemente claras para adelantar un resultado tentativo de cómo puede ocurrir dicho fenómeno: éste resultado tentativo es la hipótesis.
  3. Elaborar el diseño experimental. Ya conocida la naturaleza del problema (si es de investigación, ampliación o confirmación), la precisión deseada, el equipo adecuado y planteada la hipótesis de trabajo, se debe analizar si la respuesta a nuestro problema va a ser la interpretación de una gráfica, un valor o una relación empírica; esto nos señalará el procedimiento experimental, es decir cómo medir, en qué orden, y qué precauciones tomar al hacerlo. Una vez determinadas estas etapas se procede a diseñar el experimento mediante los siguientes pasos: Determinar todos y cada uno de los componentes del equipo, acoplar los componentes, realizar un experimento de prueba e interpretar tentativamente los resultados y comprobar la precisión, modificando, si es necesario, el procedimiento y/o equipo utilizado.
  4. Realizar el experimento. Una vez realizado el experimento de prueba y la interpretación tentativa de resultados, realizar el experimento final casi se reduce a llenar columnas, preparadas de antemano, con lecturas de las mediciones, a detectar cualquier anomalía que se presente durante el desarrollo del experimento y a trazar las gráficas pertinentes o calcular el o los valores que darán respuesta al problema.
  5. Analizar los resultados. El análisis o interpretación de resultados, ya sean valores, gráficas, tabulaciones, etc., debe contestar lo más claramente posible la o las preguntas planteadas por el problema. En términos generales el análisis comprende los siguientes aspectos: 1) Si el experimento busca confirmar una hipótesis, ley o modelo, los resultados deben poner de manifiesto si hay acuerdo o no entre teoría (la hipótesis, ley o modelo) y los resultados del experimento. Puede suceder que el acuerdo sea parcial; de ser así también se debe presentar en qué partes lo hay, y en cuáles no; 2) Si es un experimento que discrimine entre dos modelos, los resultados deben permitir hacer la discriminación en forma tajante y proporcionar los motivos para aceptar uno y rechazar otro; 3) Si lo que se busca es una relación empírica, ésta debe encontrarse al menos en forma gráfica; lo ideal es encontrar una expresión analítica para la gráfica, es decir encontrar la ecuación. A esta ecuación se le llama empírica porque se obtuvo a través de un experimento y como expresión analítica de una gráfica. Se debe tomar en cuenta que en una gráfica cada punto experimental tiene un margen de error y que en caso de duda —cuando la curva no esté bien determinada—, debe hacerse un mejor ajuste por medio de mínimos cuadrados. Se debe hacer notar que la curva más simple de analizar es la recta y que si no la obtuvimos al graficar nuestros puntos, debemos intentar obtenerla, ya sea cambiando variables o graficando en papel semilogarítmico o log-log.
  6. Obtener conclusiones. Ya logrados los resultados del experimento el investigador debe aplicar su criterio científico para aceptar o rechazar una hipótesis o una ley; también es posible que haga alguna conjetura acerca de un modelo, o proponga la creación de otro nuevo, lo que conduciría a un nuevo problema. Generalmente se aplican los siguientes criterios: 1) Rechaza una hipótesis, ley o modelo, cuando comprueba experimentalmente que no se cumple. Basta que exista un solo fenómeno que no pueda explicar para desecharla; 2) Acepta como cierta —pero no como absolutamente cierta— una hipótesis, ley, teoría o modelo, mientras no se tenga la prueba de falla en la explicación de algún fenómeno; 3) Puede suceder que la hipótesis o modelo concuerden sólo parcialmente con el experimento, entonces es necesario especular acerca de las posibles razones de la diferencia entre la teoría y el experimento, y tratar de hacer nuevas hipótesis o modificaciones a la ya existente, lo que conduce a un nuevo problema. En las conclusiones se responden con claridad las preguntas planteadas en el experimento, comprobar si es o no válida nuestra hipótesis de trabajo o el modelo propuesto. Si hay preguntas sin respuesta, establecer el porqué o si amerita, conjeturar acerca de la hipótesis o modelo que describa el fenómeno estudiado.
  7. Elaborar un informe por escrito. Sus partes serán: 1) la definición del problema; 2) el procedimiento experimental; 3) resultados; 4) conclusiones. La elaboración del escrito bajo las convenciones de un informe de investigación.

Experimento controlado se refiere a seleccionar dos muestras aleatorias: una sujeta a una variable especial y otra no sujeta a la esa misma variable. Se comparan las características finales de ambas y entonces se determina el efecto del experimento. Si se presenta una diferencia significativa entre ellas, se analiza la hipótesis y se vuelve a realizar el experimento. La dificultad radica en lograr uniformidad de características en la muestra experimental, y la de control exige precisión en el cálculo de las características.

Diseños experimentales:

Preexperimentales:

Estudio de caso con una sola medición.

Diseño pretest-postest de un solo grupo.

Comparaciones con un grupo estático.

Experimentales:

Diseño de grupo de control pretest-postest.

Diseño de cuatro grupos de Solomon.

Diseño de grupo postest.

Diseños factoriales.

Cuasiexperimentales:

Experimento de series cronológicas.

Diseño de muestras cronológicas equivalentes.

Diseño de materiales equivalentes.

Diseño de grupo de control no equivalente.

Diseños compensados. (Aleatorizados, con tratamientos independientes).

Diseños de muestra separada pretest-postest.

Diseño de muestra separada pretest-postest, con grupo control.

Diseño de series cronológicas múltiples.

Diseño de ciclo institucional secuente.

Análisis de discontinuidad en la regresión.

 

Consulta también los post de investigación descriptiva , histórica y documental.

LA INVESTIGACIÓN DESCRIPTIVA

LA INVESTIGACIÓN DESCRIPTIVA

 

Síntesis de "Estrategia de la investigación descriptiva"

en Manual de técnica de la investigación educacional

de Deobold B. Van Dalen y William J. Meyer.

Objetivo:

El objetivo de la investigación descriptiva consiste en llegar a conocer las situaciones, costumbres y actitudes predominantes a través de la descripción exacta de las actividades, objetos, procesos y personas. Su meta no se limita a la recolección de datos, sino a la predicción e identificación de las relaciones que existen entre dos o más variables. Los investigadores no son meros tabuladores, sino que recogen los datos sobre la base de una hipótesis o teoría, exponen y resumen la información de manera cuidadosa y luego analizan minuciosamente los resultados, a fin de extraer generalizaciones significativas que contribuyan al conocimiento.

 

Etapas:

  1. Examinan las características del problema escogido.
  2. Lo definen y formulan sus hipótesis.
  3. Enuncian los supuestos en que se basan las hipótesis y los procesos adoptados.
  4. Eligen los temas y las fuentes apropiados.
  5. Seleccionan o elaboran técnicas para la recolección de datos.
  6. Establecen, a fin de clasificar los datos, categorías precisas, que se adecuen al propósito del estudio y permitan poner de manifiesto las semejanzas, diferencias y relaciones significativas.
  7. Verifican la validez de las técnicas empleadas para la recolección de datos.
  8. Realizan observaciones objetivas y exactas.
  9. Describen, analizan e interpretan los datos obtenidos, en términos claros y precisos.

 


Recolección de datos:

En el informe de la investigación se señalan los datos obtenidos y la naturaleza exacta de la población de donde fueron extraídos. La población —a veces llamada universo o agregado— constituye siempre una totalidad. Las unidades que la integran pueden ser individuos, hechos o elementos de otra índole. Una vez identificada la población con la que se trabajará, entonces se decide si se recogerán datos de la población total o de una muestra representativa de ella. El método elegido dependerá de la naturaleza del problema y de la finalidad para la que se desee utilizar los datos.

Población total:

Muchas veces no es difícil obtener información acerca de todas las unidades que componen una población reducida, pero los resultados no pueden aplicarse a ningún otro grupo que no sea el estudiado.

Muestra de la población:

Cuando se trata de una población excesivamente amplia se recoge la información a partir de unas pocas unidades cuidadosamente seleccionadas, ya que si se aborda cada grupo, los datos perderían vigencia antes de concluir el estudio. Si los elementos de la muestra representan las características de la población, las generalizaciones basadas en los datos obtenidos pueden aplicarse a todo el grupo.

Expresión de datos:

Los datos descriptivos se expresan en términos cualitativos y cuantitativos. Se puede utilizar uno de ellos o ambos a la vez.

Cualitativos (mediante símbolos verbales): Se usan en estudios cuyo objetivo es examinar la naturaleza general de los fenómenos. Los estudios cualitativos proporcionan una gran cantidad de información valiosa, pero poseen un limitado grado de precisión, porque emplean términos cuyo significado varía para las diferentes personas, épocas y contextos. Los estudios cualitativos contribuyen a identificar los factores importantes que deben ser medidos. (Visión cientificista).

Cuantitativos (por medio de símbolos matemáticos): Los símbolos numéricos que se utilizan para la exposición de los datos provienen de un cálculo o medición. Se pueden medir las diferentes unidades, elementos o categorías identificables.

 

Tipos de investigación descriptiva: Tomando en cuenta que las siguientes categorías no son rígidas, muchos estudios pueden encuadrarse sólo en alguna de estas áreas, y otros corresponden a más de una de ellas.

 

1. Estudios tipo encuesta.

Se llevan a cabo cuando se desea encontrar la solución de los problemas que surgen en organizaciones educacionales, gubernamentales, industriales o políticas. Se efectúan minuciosas descripciones de los fenómenos a estudiar, a fin de justificar las disposiciones y prácticas vigentes o elaborar planes más inteligentes que permitan mejorarlas. Su objetivo no es sólo determinar el estado de los fenómenos o problemas analizados, sino también en comparar la situación existente con las pautas aceptadas. El alcance de estos estudios varía considerablemente; pueden circunscribirse a una nación, región, Estado, sistema escolar de una ciudad o alguna otra unidad. Los datos pueden extraerse a partir de toda la población o de una muestra cuidadosamente seleccionada. La información recogida puede referirse a un gran número de factores relacionados con el fenómeno o sólo a unos pocos aspectos recogidos. Su alcance y profundidad dependen de la naturaleza del problema.

 

2. Estudios de interrelaciones.

Si el objeto es identificar las relaciones que existen entre los hechos para lograr una verdadera comprensión del fenómeno a estudiar, los estudios de esta índole son los estudios de casos, estudios causales comparativos y estudios de correlación.

Estudio de casos:

el educador realiza una investigación intensiva de una unidad social o comunidad. Para ello recoge información acerca de la situación existente en el momento en que realiza su tarea, las experiencias y condiciones pasadas y las variables ambientales que ayudan a determinar las características específicas y conducta de la unidad. Después de analizar las secuencias e interrelaciones de esos factores, elabora un cuadro amplio e integrado de la unidad social, tal como ella funciona en la realidad. El interés en los individuos no es considerándolo como personalidad única, sino como tipos representativos. Se reúnen los datos a partir de una muestra de sujetos cuidadosamente seleccionados y se procuran extraer generalizaciones válidas sobre la población que representa la muestra. El objetivo de los estudios de casos consiste en realizar una indagación a profundidad dentro de un marco de referencia social; las dimensiones o aspectos de dicho marco dependen de la naturaleza del caso estudiado. Un estudio de casos debe incluir una considerable cantidad de información acerca de las personas, grupos y hechos con los cuales el individuo entra en contacto y la naturaleza de sus relaciones con aquéllos. Los seres humanos desarrollan una constante interacción con diversos factores ambientales, por eso es imposible comprender su conducta sin examinar tales relaciones. Los datos deben provenir de muchas fuentes. Se puede interrogar a los sujetos mediante entrevistas o cuestionarios y pedirles que evoquen experiencias pasadas o sus deseos y expectativas presentes. Se estudian documentos personales como diarios y cartas, efectuando distintas mediciones físicas, psicológicas o sociológicas. Se puede interrogar a padres, hermanos y amigos de los sujetos, analizar archivos de los tribunales, escuelas, hospitales, empresas o instituciones sociales. Los estudios de casos son similares a las encuestas, pero en ellos hay un estudio intensivo de una cantidad limitada de casos representativos, en lugar de reunir datos de pocos aspectos de un gran número de unidades sociales. Tiene un alcance más limitado pero es más exhaustivo que el de encuestas, y le da más importancia a los factores cualitativos.

Estudios causales comparativos:

Si además de pretender descubrir como es un fenómeno se quiere saber de qué manera y por qué ocurre, entonces se comparan semejanzas y diferencias que existen entre fenómenos, para descubrir los factores o condiciones que parecen acompañar o contribuir a la aparición de ciertos hechos y situaciones. Por la complejidad y naturaleza de los fenómenos sociales, es menester estudiar las relaciones de causalidad. Este tipo de estudio se usa en los casos en que los investigadores no pueden manejar una variable independiente y establecer los controles requeridos en los experimentos. En un estudio causal comparativo el investigador analiza la situación vital en la cual los sujetos han experimentado el fenómeno que se quiere investigar. Después de estudiar las semejanzas y diferencias que hay entre dos situaciones, entonces podrá describir los factores que parecen explicar la presencia del fenómeno en una situación y su ausencia en la otra. Esta investigación tiene su origen por el método utilizado pro John Stuart Mill para descubrir las situaciones causales, que establece que “si dos o más instancias del fenómeno investigado tienen sólo una circunstancia en común, en la cual todas las instancias concuerdan, es la causa (o efecto) del fenómeno dado”. Este método proporciona al investigador la doble posibilidad de control sobre sus conclusiones acerca de las relaciones de causalidad. Las dificultades posibles de explicar los fenómenos en este tipo de estudios reside en la imposibilidad de establecer un control más allá de poner a prueba tantas hipótesis alternativas como sea posible; si al estudiar el problema el factor produce un efecto determinado no se incluye entre los puntos considerados, entonces no será posible averiguar la causa (si se desea hallar las posibles causas de los fenómenos y desechar los factores aleatorios se debe poseer suficiente información general acerca de tales fenómenos y elaborar cuidadosamente sus procedimientos de observación); al exigir que sea un solo factor el que determine la aparición o ausencia de un fenómeno, muchas veces en los fenómenos sociales complejos se obedece a múltiples causas; cuando dos variables se hallan relacionadas entre sí es difícil determinar cuál de ellas es la causa y cuál el efecto; al intentar clasificar a los sujetos en grupos dicotómicos a fin de establecer comparaciones entre ellos, los fenómenos sociales sólo presentan similitudes si los incluimos en las más amplias categorías, aunque sabemos que los hechos sociales no se clasifican automáticamente en categorías exclusivas (por lo general la comparación entre dos variables indefinidas proporciona escasa información útil sobre el fenómeno que se pretende explicar); cuando se trata de estudios en los que se comparan situaciones normales, la tarea de seleccionar no requiere los mismos cuidados y precauciones que en el caso de los estudios experimentales, generalmente resulta difícil hallar grupos de elementos que sean similares en todos sus aspectos, excepto en lo que respecta al hecho de hallarse expuestos a una variable distinta (siempre existe el peligro de que los grupos presenten diferencias en relación con otras dimensiones —salud, inteligencia, antecedentes familiares, experiencia anterior— que pueden afectar los resultados del estudio).

Estudios de correlación:

Se utilizan para determinar la medida en que dos variables se correlacionan entre sí, es decir el grado en que las variaciones que sufre un factor se corresponden con las que experimenta el otro. Las variables pueden hallarse estrecha o parcialmente relacionadas entre sí, pero también es posible que no exista entre ellas relación alguna. Puede decirse, en general, que la magnitud de una correlación depende de la medida en que los valores de dos variables aumenten o disminuyan en la misma o en diferente dirección. Si los valores de dos variables aumentan o disminuyen de la misma manera, existe una correlación positiva; si, en cambio, los valores de una variable aumentan en tanto que disminuyen los de la otra, se trata de una correlación negativa; y si los valores de una variable aumentan, los de la otra pueden aumentar o disminuir, entonces hay poca o ninguna correlación. En consecuencia la gama de correlaciones se extiende desde la perfecta correlación negativa hasta la no correlación o la perfecta correlación positiva. Las técnicas de correlación son muy útiles en los estudios de carácter predictivo. Si bien el coeficiente de correlación sólo permite expresar en términos cuantitativos el grado de relación que dos variables guardan entre sí, no significa que tal relación sea de orden causal. Para interpretar el significado de una relación se debe recurrir al análisis lógico, porque la computación estadística no dilucida el problema. Sus riesgos son los mismos que en los estudios causales comparativos.

 

3. Estudios de desarrollo:

Consiste en determinar no sólo las interrelaciones y el estado en que se hallan los fenómenos, sino también en los cambios que se producen en el transcurso del tiempo. En él se describe el desarrollo que experimentan las variables durante un lapso que puede abarcar meses o años. Abarca estudios de crecimiento y de tendencia. Los estudios de crecimiento se refieren a la identificación de los diversos factores interrelacionados que influyen sobre el crecimiento en sus diferentes etapas, saber en qué momento se tornan observables los diversos aspectos y cuándo surgen, permanecen estacionarios, alcanzan su desarrollo óptimo y, finalmente, decaen. Para el estudio del desarrollo humano se usan dos métodos: las técnicas lineales y las de corte transversal. En ambos tipos de investigación, se deben efectuar una serie de observaciones sistemáticas. El objetivo de las técnicas lineales es medir el grado de crecimiento de determinados niños en diferentes edades, por ejemplo; y en los de corte transversal no se medirían los mismos niños a intervalos regulares, sino se efectuaría un registro de medidas de diferentes niños pertenecientes a distintos grupos de edad. Los estudios de corte transversal incluyen generalmente a una mayor cantidad de sujetos, y describen un número menos de factores de crecimiento que los estudios lineales. La técnica de corte transversal se usa con más frecuencia por su bajo costo y porque ocupa menos tiempo; la técnica lineal es el más adecuado para estudiar el desarrollo humano. Ambas técnicas plantean problemas de muestreo: en los de corte transversal es posible que los diferentes sujetos de cada nivel de edad no sean comparables; los lineales obtienen información de un número limitado de sujetos, sin la confiabilidad de muestras más amplias, asimismo la dificultad para el investigador de evaluar y perfeccionar con cierta frecuencia sus técnicas, pues una vez iniciada la investigación no es posible interrumpirla para modificar o mejorar los procedimientos empleados. Para estudios lineales hacen falta apoyos económicos y un equipo de trabajo ininterrumpido durante años. Los estudios de tendencia consisten en obtener datos sobre aspectos sociales, económicos y políticos y en analizarlos posteriormente para identificar las tendencias fundamentales y predecir los hechos que pueden producirse en el futuro. En ellos se combinan a veces técnicas históricas, documentales y las que se usan en las encuestas. Resulta aventurado formular predicciones basadas en los datos de tendencia social, porque las condiciones económicas, los avances tecnológicos, las guerras, las aspiraciones individuales y otros hechos imprevisibles pueden modificar de manera repentina el curso esperado de los acontecimientos. A causa de los innumerables factores impredictibles que pueden ejercer influencia sobre los fenómenos sociales, la duración de los análisis de tendencia afecta en una medida considerable la validez de la predicción; la mayoría de las predicciones de largo alcance constituyen meras estimaciones, en tanto que las que se refieren a lapsos más breves gozan de mayores posibilidades de certeza.

 

Evaluación:

Algunos problemas con que suelen tropieza los investigadores se refieren a examen crítico de los materiales originales, el vocabulario técnico, la formulación de hipótesis, la observación y experimentación, y la generalización y predicción.

 

Consulta también los post de investigación documental , histórica y experimental.

LUZ DE LUNA

LUZ DE LUNA

Ya no hay sol,
ya no hay luna,
no estás vos, no estoy yo,
ya no hay nada más, ¡ay!
La oscuridad de la guerra nos tapó,
la oscuridad nos tapó, ¡ay!
Y yo me pregunto, mi amor,
¿qué será de nosotros?
Luz de luna, luz de luna, ay, ay, ay,
el sol brilla, el sol brilla, ay, ay, ay,
el aire fresco viene del cielo,
Nadie sabe, nadie sabe,
nadie sabe, nadie sabe,
nadie sabe qué es lo que brilla.

(Traducción Leandro Fanzone)

Luz de luna (Mesecina) es la composición de la letra de Emir Kusturica, la música de Goran Bregovic y Kalashnikov, la invención de Djeli Mara de Bajramovic y el dolor inmarcesible de la guerra en los Balcanes. Quienes vivimos en un país que juega a la intolerancia política, donde nadie es capaz de arriesgarse a tocar lo más hondo para alcanzar un verdadero entendimiento, donde pocos viven comprometidos con aquello que nos hace humanos, quienes jamás hemos perseguido ni generado algo que nos haga merecedores de estar vivos, de poseer una conciencia, de tener un lenguaje, nunca sabremos por qué hay algo que sigue brillando para nosotros.

 

 

 

MESECINA

Nema vise sunca,
Nema vise meseca.
Nema tebe, nema mene.
Niceg vise, nema joj.
Pokriva nas ratna tama,
Pokriva nas tama joj.
A ja se pitam moja draga,
Sta ce biti sa nama?
Mesecina, odneli je..joj joj, joj joj.
Sunce sija ponoc bije, joj joj, joj joj.
Sa nebesa zrak probija,
Niko ne zna, niko ne zna
Niko ne zna, niko ne zna,
Niko ne zna sta to sija.

DE SÚBITO...

DE SÚBITO...

“Este camino ya nadie lo recorre, salvo el crepúsculo”

BASHO

Vestido de muerte, cuentas las piedras de los rezos de los labios y llantos que te evocan. De súbito, la sombra del tiempo se posó sobre ti; una trampa de la noche, de la encrucijada de asfalto, del sueño o el descuido, cubrió con la eternidad la vida que te poseía. Ahora tu recuerdo es el poema del camino. Agazapado, ante el anónimo viajero, descubres el rostro del dolor y del olvido; tu alma esquiva es simiente de leyendas, la ficción desatada por el que aún pide sentido. Aquí, empozado tu fantasma, el eco del hombre se pierde en todos los lugares, bajo tantos soles y el silencio estelar nunca más compartido. Aquí, tu sangre muerta entra al ciclo de la vida: es tiempo de mandrágoras, es hora de andar el infinito; es el justo momento de ser hombre, de jugar en el vertiginoso laberinto, en esta geografía que es sólo un cementerio de muertos y vivos. Hermano de tierra, hermano de orfandad, el que pasa te ofrece ojos furtivos porque oye el susurro que quedó en las flores que nacieron de tu grito.

POR: ARJÉ

Fotografía: Juan Rulfo

COLUMPIO LÚDICO

COLUMPIO LÚDICO

Pobre alebrije

clama en el desván de la pesadilla.

Juguete escapando a tus colores.

Movimientos fabulados.

Pobre juguete colgado de una viga;

algun día caerás y reinará la vigilia

y la almohada será el cráneo del horror.

Habrán cesado los colores y el suplicio,

colgado ahora de la razón y lo factible,

construyendo tu doctrina...

Pobre alebrije, alebrije y juguete siempre,

sólo resta la locura,

columpio gritando

grita juguete, pendiendo de la vida.
POR: ARJÉ.

DE LA GRAMATOLOGÍA

DE LA GRAMATOLOGÍA

Jacques Derrida (1939-2004), uno de los filósofos más importantes de la actualidad, se hizo famoso de golpe cuando en un mismo año (1967) publicó tres libros en tres editoriales de prestigio: La escritura y la diferencia, Gramatología, y La voz y el fenómeno. Introducción al problema del signo en la fenomenología de Husserl. Esos libros, frente a al estructuralismo dominante de su época, luchaban por la continuación de tradiciones fenomenológicas del pensamiento. Partiendo de la crítica de la metafísica en el contexto de la relación entre lenguaje y escritura, así como entre filosofía y literatura, lo condujo a la apertura de múltiples campos: psicoanálisis, pintura, arquitectura, traducción, enseñanza de la filosofía, reforma de las escuelas y de los estudios. Desde mediados de los años ochenta, se produjo una creciente ocupación con las cuestiones fundamentales y las aporías de lo ético y lo político, del derecho y de lo social, así como del futuro de Europa.

Gramatología (De la grammatologie), aunque tiene su origen en artículos sueltos, ofrece la elaboración unitaria de un concepto radicalizado en la escritura, con el que el autor se dirige hacia una «metafísica de la presencia», que se caracteriza por el hecho de conceder la primacía a una voz que permanece interiormente en sí misma en la audición inmediata del propio hablar («logocentrismo»). El fin no es la mera inversión de la subordinación vigente desde Platón de una escritura menospreciada bajo el lenguaje, sino la reducción de ambos a una raíz común que, sin embargo, por sus rasgos está más cerca de la escritura. Lo mismo la escritura que el lenguaje han de pensarse desde la huella instituida (trace institué) como condición de su posible repetición. Sin esa «escritura originaria» (archi-écriture), no puede pensarse ninguna memoria, ni la natural ni la artificial; por lo demás esta distinción está codificada ideológicamente mediante atribuciones de valores como «vivo» y «muerto».

Utilizando recursos fenomenológicos de Husserl, Heidegger y Fink, así como préstamos de Levinas (huella) y Freud (posterioridad), el pensamiento es arrancado en Derrida de la impresión y de la temporalidad y, más allá del horizonte fenomenológico, es llevado a la dimensión de una huella nunca presente y de la différance. Por lo que se refiere al proyecto de Saussure de una semiología general, el autor pone de manifiesto que éste, contra su propia pretensión de entender el lenguaje como un sistema de signos entre otros, en verdad privilegia el lenguaje frente a la escritura; a su actual reinterpretación estructuralista Derrida le mina el terreno de antemano erosionando la distinción conceptual entre significante y significado. Tampoco el proyecto de una «gramatología como ciencia positiva» puede sostenerse ante las implicaciones de un pensamiento de la huella y de la différance despojado de la dimensión de la presencia. Apoyándose en esto continúa la disputa con Lévi-Strauss, en esta ocasión con el etnólogo bajo la función del observador principiante e intérprete.

La última parte de la obra está destinada a Rousseau, cuya patología de una aspiración siempre defraudada a la plenitud describe Derrida, siguiendo una «lógica del supplement», en los siguientes términos: cualquier todo se muestra siempre como un todo meramente supuesto, por cuanto se añade necesariamente un suplemento, una complementación, lo cual se perpetúa hasta que se hace imposible cualquier todo.

Derrida, Jacques. De la gramatología. Ed. S. XXI, 1971, México.

LOS NOMBRES DE LA PESADILLA

LOS NOMBRES DE LA PESADILLA

POR: ROCÍO ARENAS CARRILLO

¿Si las pesadillas fueran grietas del infierno?

JORGE LUIS BORGES, La pesadilla.

El 15 de junio de 1977, Jorge Luis Borges ofreció una conferencia en el teatro Coliseo de Buenos Aires llamada La Pesadilla, que posteriormente fue publicada por el Fondo de Cultura Económica en Siete Noches, que reúne ésta y otras seis conferencias más.

“Los sueños son el género; la pesadilla, la especie”, y es así como Borges ordena su discurso, no sin antes expresar su decepción por los libros de psicología, ya que éstos hablan de los instrumentos o de los temas de los sueños, pero no de lo asombroso y extraño del hecho de soñar, razón por la cual todos sus argumentos hacen referencia a poetas, seguramente por el carácter estético que desentrañan los sueños. Cuando leí el texto acudí de inmediato a buscar la imagen que encabeza este artículo. Su autor es el suizo Johann Heinrich Füssli (1741-1825), quien ejerció una honda influencia en los artistas del romanticismo. Hay dos versiones de la pintura, y al parecer los biógrafos no se ponen de acuerdo en las fechas de su creación. Borges explica las pesadillas más famosas de la literatura, ya sea de obras que fueron generadas a partir de dichos sueños, o bien de las experiencias de algunos personajes, asimismo cuenta sus propias pesadillas y algunas de otros artistas, todo esto para profundizar en el horror característico que suscitan. Habla de una posibilidad de interpretación teológica sustentada en las etimologías de la palabra pesadilla en distintas lenguas, puesto que en todas ellas se sugiere algo sobrenatural. En seguida transcribo el fragmento que alude a dicha intuición:


«No será inútil recordar los nombres de la pesadilla. El nombre español no es demasiado venturoso: el diminutivo parece quitarle fuerza. En otras lenguas los nombres son más fuertes. En griego la palabra es efialtes: Efialtes es el demonio que inspira la pesadilla. En latín tenemos el incubus. El íncubo es el demonio que oprime al durmiente y le inspira la pesadilla. En alemán tenemos una palabra muy curiosa: Alp, que vendría a significar el elfo y la opresión del elfo, la misma idea de un demonio que inspira la pesadilla. Y hay un cuadro, un cuadro que De Quincey, uno de los grandes soñadores de pesadillas de la literatura, vio. Un cuadro de Fussele o Füssli (era su verdadero nombre, pintor suizo del siglo dieciocho) que se llama The nightmare, La pesadilla. Una muchacha está acostada. Se despierta y se aterra porque ve que sobre su vientre se ha acostado un monstruo que es pequeño, negro y maligno. Ese monstruo es la pesadilla. Cuando Füssli pintó ese cuadro estaba pensando en la palabra Alp, en la opresión del elfo.

Llegamos ahora a la palabra más sabia y ambigua, el nombre inglés de la pesadilla: the nightmare, que significa para nosotros “la yegua de la noche”. Shakespeare la entendió así. Hay un verso suyo que dice I met the nightmare, “me encontré con la yegua de la noche”. Se ve que la concibe como una yegua. Hay otro poema que ya dice deliberadamente the nightmare and her nine foals, “la pesadilla y sus nueve potrillos”, donde la ve como una yegua también.

Pero según los etimólogos la raíz es distinta. La raíz sería niht mare o niht maere, el demonio de la noche. El doctor Johnson, en su famoso diccionario, dice que esto corresponde a la mitología nórdica —a la mitología sajona, diríamos nosotros—, que ve a la pesadilla como producida por un demonio; lo cual haría juego, o sería una traducción, quizá, del efialtes griego o del incubus latino.

Hay otra interpretación que puede servirnos y que haría que esa palabra inglesa nightmare estuviese relacionada con Märchen, en alemán. Märchen quiere decir fábula, cuento de hadas, ficción; luego, nightmare sería la ficción de la noche. Ahora bien, el hecho de concebir nightmare como “la yegua de la noche” (hay algo de terrible en lo de “yegua de la noche”), fue como un don para Víctor Hugo. Hugo dominaba el inglés y escribió un libro demasiado olvidado sobre Shakespeare. En uno de sus poemas, que está en Les contemplations, creo, habla de le cheval noir de la nuit, “el caballo negro de la noche”, la pesadilla. Sin duda estaba pensando en la palabra inglesa nightmare.

Ya que hemos visto estas diversas etimologías, tenemos en francés la palabra cauchemar, vinculada, sin duda, con la nightmare del inglés. En todas ellas hay una idea [...] de origen demoníaco, la idea de un demonio que causa la pesadilla. Creo que no se trata simplemente de una superstición: creo que puede haber —y estoy hablando con toda ingenuidad y toda sinceridad—, algo verdadero en este concepto.»

Borges, Jorge Luis. “La pesadilla” en Siete Noches. Fondo de Cultura Económica, 1992, México. (Tierra Adentro). p.p. 41-43.